“No tengo ganas de salir a competir ahora mismo”, “Me sale humo por las orejas de los nervios que tengo”, “Tengo el corazón que se me sale por la boca”, “Solamente tengo ganas de acabar ya”….

Este tipo de pensamientos, acompañados de otras respuestas fisiológicas y motoras, suelen ser muy habituales antes de la salida de una carrera o de una marcha importante. Desde el estado de nerviosismo más extremo hasta la apatía absoluta y entre ellos, infinidad de variaciones. Ya hablamos en un artículo anterior de la ansiedad pre-competitiva, que es aquella que puede ocurrir las horas previas a una cita importante. En este artículo vamos a centrarnos en los momentos justamente anteriores a la salida, con estrategias que pueden ser útiles, independientemente de que pueda darse o no la ansiedad pre-competitiva, y que pueden beneficiarnos en caso de ponerlas en práctica.

Muchas de ellas, seguramente son cosas que cada uno de nosotros hacemos de un modo u otro y que probablemente nos funcionan. Así que espero que sirva para empezar a ponerlo en práctica por parte de quienes no lo han hecho anteriormente y para los que sí lo hacen, puedan adaptar alguna cosa nueva que les parezca relevante.

Con esta entrada quiero empezar con una serie de artículos eminentemente prácticos y con consejos para utilizar en diferentes situaciones y momentos.

¿Qué podemos hacer entonces?

- Realización de rutinas.

Casi seguro que la mayoría de vosotros tiene una rutina previa antes de una marcha o carrera. Colocar el dorsal en un momento determinado, el tipo de calentamiento, ver o no el circuito, cuándo ponerse la ropa que se va a usar o las zapatillas, revisar la bicicleta concienzudamente, etc.

Es algo que más o menos acabamos estableciendo con el paso del tiempo, y que suele variar muy poco, y a la que atribuimos mala o buena suerte posterior en caso de hacerla o no meticulosamente.

Tanto si ya hacemos algo parecido como si no, lo ideal es establecer una cadena de rutinas a realizar. Como siempre, plasmado en papel, ya que es más sencilla de seguir que si intentamos fiarnos de nuestra memoria (que es fácil que falle en momentos de estrés). Debemos poner en ella todas las conductas que consideramos necesarias para estar en el punto óptimo cuando se dé la salida y el orden en el que las vamos a realizar.

Ahora bien, ¿Ha de ser rígida y siempre igual? La respuesta es no. Ha de ser flexible, ya que las condiciones habitualmente no van a ser las mismas, y habrá situaciones en las que quizás no podamos realizar alguna de las conductas de la rutina. Siempre hay que adaptarse a las circunstancias. Si es inflexible y no podemos hacer alguna de las cosas establecidas, nos causará probablemente estrés, subirá o bajará nuestro nivel de activación a niveles que no nos beneficiarán, nuestra atención puede que se disperse, que la autoconfianza se tambalee, etc. Y como hemos dicho anteriormente, siendo rígidos, puede crear dependencia supersticiosa, por la que la buena o mala actuación se deba a la realización escrupulosa de la rutina.

Vamos a poner un ejemplo, que siempre es más sencillo de comprender:

Planifico en papel mi rutina, que creo que es la que mejor me funciona de cara a salir en la mejor condición mental y física:

+  Salgo de casa con suficiente tiempo, al menos tres horas antes de la salida. Recojo el dorsal en la mesa de inscripciones. Monto la bicicleta y coloco los dorsales. Me pongo la ropa y zapatillas que voy a utilizar. Hago unos estiramientos suaves. Doy una pequeña vuelta para comprobar que la bicicleta va bien. Hago una vuelta al circuito para ver cómo es y como está. Hago unas series para ir cogiendo calor. Vuelvo al coche, lleno los bidones, cojo los geles y barritas, los repuestos. Repaso la planificación que he realizado para esta prueba. Controlo mi nivel de activación y decido si debo subirlo, bajarlo o dejarlo como está. Me dirijo a la parrilla de salida.

- Programación del tiempo.

Va unida a la rutina. Calculamos el tiempo que vamos a tardar en realizar cada una de las conductas que vamos a realizar. Lo más recomendable es comenzar el tiempo hacia atrás, poniendo en primer lugar la hora de la salida.

- Controlar estímulos que pueden distraernos.

Sabemos que con la rutina habitual, nuestro rendimiento suele ser bueno, pero que a veces no podemos cumplirlo por diferentes cosas que nos “distraen” como quedarnos a ver otras carreras, entreteniéndonos a hablar con todo el que nos encontramos sea o no otro ciclista, etc. (Antes hemos dicho que hay que ser flexibles, pero una cosa es por ejemplo no calentar porque diluvia y otra diferente es no hacerlo por pereza o falta de ganas o que por culpa de alguna de esas situaciones vayamos con el tiempo justo para cambiarnos y preparar la bicicleta). Si sabemos que son cosas que suelen sucedernos y nos perjudican, anticiparnos y controlar la situación cuando se dé. En casos como los anteriores por ejemplo podemos decir a la otra persona que hablamos con él cuando termine la carrera

- Controlar el nivel de activación.

Este aspecto da para una entrada completa, que publicaré más adelante.

- Controlar la atención.

Utilizamos esta estrategia para ejecutar mejor la rutina, principalmente en el calentamiento y estiramientos que realicemos. Es buscar una serie de estímulos relevantes que indican que estamos haciendo lo adecuado. Por ejemplo, saber cuáles son las sensaciones que indican que los estiramientos los estamos haciendo adecuadamente, o llegar a unas determinadas pulsaciones al hacer sprints durante el calentamiento que sabemos que nos sirven para saber que estamos en buena condición física.

- Repasar los objetivos que tenemos planificados.

Puede ser muy útil tener una “chuleta” con la planificación para repasarlo nuevamente antes de la salida, e incluso si nos da tiempo y tenemos la habilidad suficiente, realizar un breve ejercicio de imaginación con alguna de las conductas ya trabajadas anteriormente y planificadas. Por supuesto, no intentar hacerlo sin haberlo hecho antes, ya que puede tener el efecto contrario.

Toda esta serie de estrategias, nos van a servir para aumentar la percepción de autocontrol, para sentirnos más seguros, más confiados, sin dejarnos descentrar por estímulos o situaciones irrelevantes, y nos va a preparar tanto física como mentalmente para lo que nos espera.

Espero que estos consejos os sirvan en algún momento de la temporada y que os resulten beneficiosos para vuestro rendimiento.
Quedo como siempre abierto, a vuestros consejos, críticas, sugerencias, etc.

Un saludo.

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