Archivo de junio de 2012
Cuando vamos a realizar una ruta de larga distancia, no competitiva, sea el Camino de Santiago, El Camino del Cid o el Canal del Ródano o du Midi, lo habitual es planificar con suficiente antelación el recorrido, el material, la ropa a utilizar, la comida o los sitios donde pernoctar o en los que hay que parar porque hay algo interesante que ver.
Igualmente nos preparamos físicamente para afrontar con garantías suficientes ese objetivo haciendo salidas con un kilometraje semejante al que vamos a realizar, en terrenos parecidos, con la bicicleta cargada con las alforjas o el carro con peso para aprender a manejar la bicicleta en esa situación, etc. Pero ¿Nos preparamos psicológicamente de manera óptima? ¿Tenemos en cuenta la gran cantidad de vicisitudes que nos pueden suceder y cómo afrontarlas?